Un día entre las mil cosas en mi cabeza, trasnochadas de trabajo, horarios alocados y un sin fin de cosas por hacer, mi cabeza grito ¡uff! Un suspiro interno 😮💨 de solo creer en Dios.
Ese sabor de días pesados que quieres que terminen o que se solucionen rápido pero solo se alocan más y más; hasta que empiezan a venir esas (inseguridades) 🙂 ¿Será? ¿Estará bien? ¿Hice bien? etc.
Pero aprendí que cuando pasa eso, es como agarrarme a la fe bien invisible y me digo ¡CREO, Creo, creo! Dios nos ayudará, no sé como, pero lo hará.
👉 Obvio eso no calma los días agetreados y cansados y díficiles.
Y en el último día, donde todo se definía entra Dios todo glorioso a decir: Ya está solucionado, solo eso bastó para que todos esos días llenos de fe, duda, incertidumbre, etc. Terminaran..
He inmediatamente y un tanto inconsciente mi cabeza dijo: Aish! yo también… pero si le diste la mano a Pedro en el agua 😭
Entonces medio recordando la historia fui a leerla, si, esa misma, Jesús caminando en las aguas. Mateo 14:22-33
Pero solo me enfocaré en las siguientes acciones:
Pedro le dice: si eres tu deja que yo vaya.
Pedro le grita Sálvame.
Jesús extiende su mano.
Literal viví ese momento de la barca...
Porque le dije: Si es de ti Dios, allá voy.
En esos días difíciles dude si realmente era de Dios.
Y luego Dios me extendió Su mano.
Entendí que aún sabiendo que algo es de Dios las olas tormentosas me harán dudar de (si, si o si, no) pero que cuando se trata de Dios, y aún así me empiece a hundir, Él extenderá Su Mano y me dirá.
¿Por qué dudaste, si me estás viendo?
Me sentí Pedro en las aguas 😬 pero mi corazón se alegró mucho 🥰 de saber y entender que…
Cada día camino en el agua de Su mano, que no estoy libre a que una ola 🌊 me desestabilice, me haga dudar o me hunda, y que Su Amor eterno siempre extiende Su mano🫴, me asía, es decir ¡me sujeta! y volvemos a caminar juntos.
Quién me sujeta me dio vida en abundancia para ver Sus Maravillas a través de lo que dejó, de lo que vivo y lo veré en las generaciones.
