De picada abajo

0
El susto más grande me acerco al más grande

Que emocionante es subir a una montaña rusa y esperar llegar al tope de lo más alto, para luego bajar a gran velocidad sintiendo ese vacío en el estómago lleno de adrenalina mezclado con sensaciones de nervios y diversión.

Y cada vez las montañas rusas las hacen más inclinadas luciendo más aterradoras y emocionantes, tanto así, que vemos largas filas de personas queriendo subirse a una de estas.

Yo, por ejemplo, soy una de ellas 😉, me parece fascinante esas picadas hacia abajo, lucen tan aterradoras que la última vez que fui no me había percatado que mi cinturón no estaba bien sujeto y casi salgo volando. Me asusté tanto 🥶 que dije: “No me volveré a trepar en una nuevamente” sin embargo, veo tantos diseños nuevos y pienso “me arriesgaré”, “lo haré”.

Y tengo un pensamiento sobre ello:

Como seres humanos no estamos conscientes de nuestros actos, en muchas ocasiones esos momentos emocionantes llenos de adrenalina no significan que sean los correctos.

Esa decisión influenciada por una adrenalina errada te puede llevar a equivocarte y tener una bajada a máxima velocidad 🎢 y te explico con una situación que nos sucedió.

Siendo mi esposo y yo cristianos ya por mucho tiempo disfrutando el viaje con Dios, en el 2016 decidimos treparnos al carrito de una montaña rusa, una decisión que cambiaría nuestros siguientes años.

En el 2016 tomamos una pésima decisión al creer que teníamos la razón, deduciendo que si lo hacíamos “Dios estaba al control”, “Él sabe porque lo hacemos”, etc, y descubrimos que fueron nuestras propias mentiras camuflando o justificando el error.

Ese año para mí fue la caída más larga y a máxima velocidad de haber decepcionado a Dios. Quizás digas “No, el jamás haría eso o tu no le debes nada”. Y entiendo tu punto de vista. Pero para mí, Dios es mí todo, es mi Papá, y sentí que había herido a mí Papá con una gran desobediencia.

Aunque mi esposo y yo nunca tuvimos problemas si nos vimos afectados por peleas con nuestros padres y hermanos, finanzas totalmente escasas, poco trabajo y lo peor no estaba Dios.

Fueron semanas de pedir perdón, de agachar nuestra cabeza y sentirnos totalmente solos, de darnos cuenta que hasta en los más mínimo “ni mi esposo ni yo, teníamos el control de nada”.

Y fue casi después de un año de estar sanando nuestra relación con Papá que nos dio un versículo que ignorábamos tanto, pero esta tan lleno de amor.

“Dios a quien ama corrige” Job 5:17 | Proverbios 3:11-12 | Apocalipsis 3:19 | Hebreos 12:5-6

El mismo versículo lo dice tantas veces en diferentes libros y ese día me eché a llorar, porque después de tanto silencio Él nos decía te estoy corrigiendo.

Y días después mi esposo tuvo un tiempo hermoso con Él, donde le habló, diciéndole lo mismo, pero con estrategias para corregir nuestro error.

Ese error que nos llevó de picada abajo, fue el que lo asemejé a una montaña rusa porque en general cuando estamos con la adrenalina sea por una tribulación o un buen momento nos subimos al carrito de la aventura sin antes pensar y saber decidir correctamente, si debemos correr el riesgo o no.

Porque las montañas rusas de buenas decisiones con Dios no te llevan a tener picadas abajo a máxima velocidad NO!, sus montañas rusas te llevan a estar en lo más alto disfrutando del paisaje.

Sí, suena aburrido que montaña rusa así llama la atención. Y ahí esta la cosa, es que, la montaña rusa de Dios es hacia arriba sin caer, tu vas con destino al cielo.

Y de esa aventura que en el 2016 tomamos por no saber detenernos a pensar fueron las consecuencias de 2 años dejarle las cosas a Papá, para luego ver su restauración y sanidad en nuestras vidas.

Hoy disfruto la unión de mi hogar con mis padres, suegros y hermanos, trabajo estable con futuros proyectos y la gestión de mis hijos.

Gracias a Dios, ya que, un día me dijo “Déjame corregirte” y hasta el día de hoy en esa montaña rusa al cielo le digo “corrígeme si me equivoco Papá” y Él lo hace.

Deja una respuesta

Otras publicaciones...