Cuando mi fe se estrelló… es lo más duro que he vivido…
Me dejó sin aliento, atónita, sorprendida, descarrilada, en un vacío tan profundo que jamás había sentido…
Cómo defiendes tu fe cuando se choca con la realidad, es ese punto donde tu fe te tiene tan alto y tu día te tiene tan bajo. ¿A dónde se fue mi brillo?
Pero en este caso, no tengo puesta mal mi armadura y sé muy bien quien soy. Pero igual perdí algo en mí, algo que anhelaba recuperar.
Me siento triste, sí, ilusa también… Siento que me he perdido otra vez en los por qué. Y estoy luchando por pasar otra vez eso.
Entre sueños una voz dulce y suave me despertó con esta frase: “Puedes ponerla en una oración en la que Dios te escuche.”
Inmediatamente me levanté y empece a conversar con Papá, a decirle que se haga Su Voluntad y que me permita dentro de Su Plan ver y entender lo correcto que hay que hacer. Sin respuestas, lo único que vino a mi mente fue 🤕 me siento pueblo.
Te cuento a que me refiero, hay días donde me sentí Moisés, caminando en círculos pero en la Gloria de Dios, fuerte, confiado, firme, seguro… Pero así mismo hubo días donde me sentí José, encarcelado Hallado en Gracia a través del jefe de los prisioneros, quizás confiado pero también cansado… Pero esta vez me sentí el Pueblo de Israel, necesitaba a un Moisés que busque de Dios y venga con buenas nuevas, porque yo ya no tenía consuelo para mi alma y solo sentía que justificaba el por qué Dios hace esto…
Y parte de ello fue lo que mi esposo les compartió en los escritos anteriores 👇
¿Hasta cuándo…?
El propósito del sufrimiento
Era el Moisés que necesitaba que venga a traer esa dirección a mi vida, que cuando yo me caigo, él me levanta y viceversa.
Aún sintiendo que mi fe se estrelló duro y feo, que explicarlo aún me quedo sin aliento y me da ese vacío seco en el estómago, Dios fue magnífico. Porque quién se sintió así, fui yo, mi esposo no sabía lo que había en mi corazón.
Hasta que minutos después, literal fueron minutos, que él se me acercó y me leyó 2 versículos ¿Hasta cuándo…? que volví a decir esa es mi identidad, clamar al Padre que todo lo escucha sin cesar.
Recuerdas la frase: “Puedes ponerla en una oración en la que Dios te escuche.”
No solo es porque la palabra tiene poder, que se cumple algo en tí, es porque nosotros siempre estamos haciendo oraciones.
Oración.- es el conjunto de palabras que expresa un juicio con sentido y autonomía sintáctica pero también es un conjunto de enunciados con que el creyente se dirige a Dios, especialmente la que tiene una forma fija y establecida. Es una acción de orar mental o vocalmente.
Por eso tiene Poder la Palabra porque hablamos, expresamos y accionamos -oraciones- que tienen un juicio con sentido y autonomía (libertad, independencia, albedrío) al conversar con Dios -mental o vocal-
¿Cómo pones en una oración… no para que (global)… en la que (explícito) Él escuche?
Y es “Siempre”, no siempre es porque estas en lo secreto ni tampoco en el mejor ambiente. A veces es solo porque tu mente le mostró a tu fe la realidad y esta le gano a tu espiritualidad… y es así… como dice: siempre me escuchas y corres a mi sin necesidad de pedírtelo.
Solo basto que sentada me diga: me siento pueblo… Para que Dios me diga tu oración la escuché, está es tu respuesta…
Quizás no es el milagro que quiero ver, no es la promesa que quiero cumplida, no es lo que Él me prometió… Pero es lo que necesitaba escuchar para decir: ¡Vamos! como Jacob a pelear la bendición, de tu a tu porque como lo dijo una vez alguien en su testimonio:
Para el soñador no existe un manual porque usualmente el soñador sueña cosas que no se hicieron antes.
¿Quién tuerce la voluntad de Dios?
El que la desea, el que pide tanto la unción a Dios... Yo le molesté hasta que torcí la voluntad y Él me la dió.
¿Si la unción era para Esaú, por qué permitió Dios que se la robe Jacob?
Entendí que Jacob la deseaba más.
¿Quién tuerce la voluntad de Dios?
¡El que la desea más!
Mi fe estrellada se volvío mi motor a no rendirme, que aunque dolió también debo fortalecer mi debilidad y que sea el impulso a desear más Su Bendición y torcer Su Voluntad hallando Su Gracia, Favor, Amor, Ternura, Respaldo, Guía y todo lo que es Dios para mí, ejemplo a seguir.
Si alguna vez sentiste que tu realidad le ganó a tu espiritualidad, que tu identidad se definió por la situación, recuerda que siempre Dios va a correr a tus palabras, porque son oraciones de un corazón íntimo, de alguna manera Él te hará saber que está ahí, ¡Siempre!
