De casada me tope con 2 plagas que me soprendieron y asustaron en su debido tiempo, porque ignoraba cual era su daño, una de ellas, fue el comején.
Esta plaga se come el cemento para llegar a la madera y su rastro es similar a la polilla, en mi desconocimiento al barrer la polilla, lo que hacíamos era exparcir sus larvas a otros sitios de la casa. Resultado, varios muebles de la casa, recuerdos, libros, fotos se perdieron. Finalmente con un experto se logró eliminarlo por completo.
La segunda plaga fue el pulgón, en marzo del 2020 iniciamos un huerto en casa. De todas las semillas que plantamos, la del melón era la más anhelada. Esta plaga terminó por dañar todas las hojas e hizo que perdiera toda su fuerza, y cuando decidímos podarla esta plaga se extendió hacía los otros frutos y macetas. Aunque si hubo buena cosecha, a la hora de desplantar fue la única manera de eliminar la plaga.
Pensando en está introducción me di cuenta cuán a la ligera solemos hacer las cosas. Creemos saberlo todo sin indagar antes más a detalle.
¿Qué no estamos indagando en nuestra vida diaria?
Lo mejor es siempre consultarle a Dios. Te pregunto ¿Le consultas a Dios todo lo que haces?
