Cuando pensamos en pasos la idea clara es que es una acción que realizan nuestros pies para ir adelante de forma secuencial, su destino, su objetivo es avanzar.
Muchos ejemplos se han usado para determinar que esta acción física, también es mental y espiritual, cada paso que das te lleva a alcanzar la meta, somos dueños de los pasos que damos, así que, nosotros mismos somos nuestras propias limitantes.
De cierta manera los pasos nos llevan a un destino y… «¿Nuestros ojos? ¿Nuestro cuerpo va a su ritmo?» No puedo dejar de pensar en algo que me fue revelado de mi misma por parte de Dios y que quizás muchos lo hacen sin entender, dedicados a avanzar ciegos sin ritmo.
Tengo muchas promesas de Dios por cumplir y he estado caminando en ellas muchos años y recién Dios me habló de pasos. Esas cosas raras que crees entender, y tener conocimiento, y ¡Boom! Él te enseña con Sus ojos a ver que pasos estás dando y hay un sinfín en el caminar con Dios.
📌 Hay pasos de guerra, pasos de alerta, pasos lentos, pasos de felicidad, pasos de batalla y hay descansos para apreciarlo a Él.
Estos son los ritmos de pasos de un cristiano, cuando tu paso deja de ser caminata para correr o para trotar o acelerar el paso y… mientras caminas ¿Qué ves?
Tus emociones se reflejan en el rostro y tus pasos mostrarán si estás desanimado, porque darás pasos sin ganas o enojado o triste o angustiado, etc.
Tus pasos pierden ritmo porque tus ojos están viendo la rutina de una promesa que tarda en cumplirse.
O los problemas o circunstancias que hicieron que dejes de verlo.
«Pero cuando tu mirada está fija en Él», el ritmo de cada paso que das se vuelve un regalo.
Donde apreciamos y descansamos avanzando a los brazos de quien nos ama eternamente. Y Sus promesas se irán añadiendo conforme avancemos a la meta de volver al Padre.
Él no falla y si dijo que te prometía algo ¡Lo Hará!
